No es fácil transformar una vieja casa de los años 50 del centro de
Madrid en el nuevo hogar de una familia con hijos, pero Egue y Seta lo
han conseguido. Esta casa se organiza en tres plantas
rectangulares que se van escalonando y reduciendo en superficie en cada
nivel, para verse rematadas por una cubierta a dos agua.
En el corazón de la planta baja, encontramos un gran salón en el que destacan los 30m2 verticales de biblioteca en madera maciza, las butacas originales de los años 50 que flanquean un importante sofá o la mesa de granja francesa del siglo XIX.
La cocina abierta pero independiente, que se ofrece como espacio práctico y confortable, en donde el blanco de los muebles de cocina, se combina con la mesa de madera y el hormigón del suelo.
En el corazón de la planta baja, encontramos un gran salón en el que destacan los 30m2 verticales de biblioteca en madera maciza, las butacas originales de los años 50 que flanquean un importante sofá o la mesa de granja francesa del siglo XIX.
La cocina abierta pero independiente, que se ofrece como espacio práctico y confortable, en donde el blanco de los muebles de cocina, se combina con la mesa de madera y el hormigón del suelo.
En el
dormitorio principal la indiscutible protagonista es la luz: las
diferentes ventanas en paredes y techo dejan que el sol se meta en la
cama cada mañana, así como en el baño principal.
Mientras que el dormitorio infantil donde soñar y jugar bajo una la litera con forma de casita del árbol para los niños. En su cuarto de baño, los “peques” compartirán un lavabo doble metálico de Koholer de estilo retro, rodeados de paredes de azulejo hexagonal de Hisbalit y el suelo de microcemento gris, sobre los cuales apetece mojarse.
Mientras que el dormitorio infantil donde soñar y jugar bajo una la litera con forma de casita del árbol para los niños. En su cuarto de baño, los “peques” compartirán un lavabo doble metálico de Koholer de estilo retro, rodeados de paredes de azulejo hexagonal de Hisbalit y el suelo de microcemento gris, sobre los cuales apetece mojarse.
Por último, en la terceraa planta, encontramos un salón de juegos preparado para vestirse, cuando
toque, de habitación doble de invitados, y con capacidad para resguardar
el auténtico tesoro literario y videográfico que esconde esta familia,
mientras una cama de red suspendida convierte la estancia en el sitio
ideal para quedarse “literalmente” colgado.
Fotos: Egue y Seta
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